viernes, 28 de noviembre de 2008

Ordenación de Diáconos Permanentes en Caracas

El pasado 8 de noviembre en la Catedral de Caracas fueron ordenados tres Diaconos.
A continuación coloco la homilia que el Cardenal Jorge Urosa Savino pronunció.


CRISTO, BUEN PASTOR Y SERVIDOR DE LA HUMANIDAD

Homilía en la Ordenación Diaconal de Juan Antonio Bello, Virgilio Cartagena y Wilfrido Guevara.Catedral Metropolitana de Caracas, 8 de noviembre de 2008
Amadísimos hermanos:
Hoy, en Caracas, los católicos estamos de fiesta. Con gran alegría nos encontramos congregados en esta Santa Iglesia Catedral Metropolitana de Caracas para celebrar la presencia viva de Jesucristo, el Buen Pastor, en su Iglesia, para la salvación del mundo. Así es la Eucaristía, cada Eucaristía, en la cual Jesús realiza su presencia redentora, a fin de que cada uno de nosotros pueda asociarse y compartir los dones de la salvación.
Ahora bien, mis queridos hermanos: esta celebración eucarística realiza con especial intensidad la presencia salvífica de Cristo, pues en ella tendremos el gusto de conferir el orden del diaconado a tres hermanos nuestros, que, tras largos años de servicio a la iglesia, y luego de una esmerada preparación, quieren asumir el oficio diaconal, para hacer presente a Cristo, Buen Pastor y servidor del mundo, en medio de nuestros hermanos, en nuestra Iglesia arquidiocesana de Caracas.
Reciben ellos el diaconado, que es un ministerio sagrado para cooperar con el obispo diocesano en el servicio a Dios y a la comunidad eclesial en la s Liturgia, específicamente en la celebración y distribución de la Eucaristía y en la administración del Bautismo y la celebración del Santo Sacramento del Matrimonio; en la evangelización y predicación, y en el servicio de la caridad a la comunidad.
Lo reciben no para una actividad temporal, en camino hacia el presbiterado, sino para ser diáconos permanentes. El Concilio Vaticano II propuso que en la Iglesia contemporánea se restaurara ese servicio eclesial, y el Papa Paulo VI, en 1967, así lo dispuso con su carta apostólica Sacrum Diaconatus Ordinem. Más tarde, en 1972, determinó algunas normas para la recepción y ejercicio del diaconado permanente.
En Venezuela y en Caracas, con el entusiasmo con que fue acogido el Concilio Vaticano II, se inició muy pronto el trabajo de restauración del diaconado permanente, y en diciembre de 1974 tuvo lugar, en esta misma Catedral Metropolitana, la ordenación de los primeros siete diáconos, algunos de los cuales están con nosotros en esta celebración. Luego hubo otros candidatos que recibieron ese sagrado ministerio, y ahora, nuestros hermanos Juan Antonio Bello, Virgilio Cartagena, y Wilfrido Guevara, conscientes de su vocación al ministerio del diaconado, se comprometen a vivirlo para gloria de Dios y bien de nuestra Iglesia de Caracas. Por estos motivos, ¡damos gracias a Dios!

EL DIACONADO Y LOS MINISTERIOS SAGRADOS

Jesús, el Buen pastor, que da la vida por sus ovejas, está presente en su Iglesia, de manera especial, a través del ministerio apostólico, que perdura en el oficio episcopal, y que es un ministerio de servicio sagrado. Los obispos, sucesores de los Apóstoles, llamamos a hombres de probada virtud para que cooperen con nosotros en la santificación y el servicio al pueblo de Dios. Y así, con obispos, presbíteros y diáconos se configura el conjunto de ministerios ordenados, armónica y orgánicamente estructurados entre sí a partir del episcopado, para la edificación de la Iglesia, para que la Iglesia viva, se renueve y crezca entre nosotros.
Este es el sentido y la finalidad de los ministerios ordenados, de todo ministerio sagrado, que es una vocación excelsa, y un privilegio, una gracia maravillosa para quien la recibe. Pero que es también un compromiso profundo, firme y permanente con Dios y con esa misma Iglesia, para realizar la presencia de Cristo Buen Pastor y servidor de la humanidad en la Caracas de hoy.
Se trata de vivir como Cristo, que no vino a ser servido sino a servir. Y se trata de servir en lo que es específicamente religioso y pastoral. Se trata de comunicar al mundo lo que más nadie puede dar: la vida, el mensaje, la luz, la gracia, la salvación, el consuelo y la fuerza de Jesús, para que el mundo viva. Se trata de ser buen pastor y servidor, como Jesús, que da la vida por las ovejas. En esta línea, el Concilio Plenario de Venezuela nos dice en el documento sobre los ministros ordenados: "El diácono permanente encuentra en Cristo Siervo el modelo del propio ministerio. En efecto, por la sagrada ordenación, es constituido en la iglesia como ícono vivo de Cristo siervo, a quien sigue e imita" ( CPV, Obispos, presbíteros y diáconos,102).
Por ello es preciso que cada uno de nosotros, los ministros ordenados, obispos, presbíteros y diáconos, nuestros seminaristas que aspiran recibir el presbiterado, y quienes aspiren al diaconado permanente, tengan bien clara la naturaleza del ministerio ordenado en la Iglesia, y se preparen esmeradamente para asumirlo con una vida santa, practicando las virtudes, adquiriendo las actitudes y los sentimientos de Cristo, como nos lo enseña San Pablo en la carta a los Filipenses.

CONCLUSIÓN

Mis queridos hermanos:
Oremos por todos los ministros sagrados, por las religiosas y los religiosos, y por todos los laicos comprometidos de nuestra arquidiócesis de Caracas, para que con fervor acojamos la invitación que nos hace el Episcopado venezolano y latinoamericano para emprender, a partir del próximo 14 de enero en toda Venezuela, la Gran Misión Continental Evangelizadora, a fin de impulsar ese proceso de renovación y de expansión de nuestra Iglesia que es tan necesario para que el mensaje y los dones de Jesucristo lleguen a todos nuestros hermanos, y se realice la renovación personal y comunitaria de todos los bautizados de Caracas.
Pidamos al Señor que nos conceda generosamente abundantes vocaciones al sacerdocio, al diaconado y a la vida religiosa, que tanto necesitamos para atender adecuadamente a nuestros hermanos.
Y en especial oremos intensamente por estos futuros diáconos a quienes, en unión de sus familias, felicito de todo corazón. Oremos por ellos, por sus familias, por sus parroquias, para que su vida y su labor como ministros, como discípulos, testigos y misioneros de Jesucristo, sea manifestación viva de la presencia de Jesús entre nosotros, en las calles de Caracas, en nuestros ambientes sociales diversos, en la vida de nuestra Iglesia. Coloquemos todas estas intenciones en las manos amorosas de Nuestra Señora de Coromoto. Ella, María Santísima, en la Visitación a su prima Santa Isabel nos da ejemplo de servicio de caridad y de anuncio claro y explícito de las maravillas que el Señor realizó en su corazón y en su vida. Imitemos ese ejemplo. Amén

miércoles, 17 de septiembre de 2008

EL DISERNIMIENTO DEL LLAMADO AL DIACONADO PERMANENTE

Dentro de toda la etapa de formación para el Diaconado Permanente , especialmente durante la primera etapa de disernimiento es común que el hombre interesado trate de buscar información , no es tan fácil, existen muy pocos libros.
A continuación les comentaré algunos puntos importantes que encontré en el "DIRECTORIO NACIONAL PARA LA FORMACIÓN, MINISTERIO Y VIDA DE LOS DIÁCONOS PERMANENTES EN ESTADOS UNIDOS" el cual fué elaborado por el Comité de obispos sobre el Diaconado de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos.

EL DISERNIMIENTO DEL LLAMADO

Disernimiento personal:
169. Las primeras señales de la vocación al diaconado se perciben en el ámbito personal y por lo general comienzan con la búsqueda de información sobre el diaconado y su formación. Aquí un individuo inicialmente reflexiona sobre la naturaleza de los que percibe como un llamado. Debe darse primacia en ese momento a la dimensión espiritual, en cuyo centro se encuentra la orientación espiritual. Toda jornada espiritual es personal e individual, por tanto requiere una orientación personal. El párroco y otros miembros del personal de la parroquia son recursos particulares en este momento.
Disernimiento familiar:
170. Como la mayoría de los interesados en el diaconado son casados, debe recomendársele que presten particular atención a comentar su posible vocación con sus esposas y sus familias. La información y las charlas iniciales con el párroco y otros deben ayudarlos y animarlos. Para un hombre casado , el apoyo y consentimiento de su esposa son necesarios. Por lo tanto, ambos esposos deben asegurarse de comprender claramente el significado de ese apoyo y consentimiento, aún en esta temprana etapa de disernimiento. Muchas regiones y culturas enfatizan la participación de los familiares. Ésta también es una importante consideración para el disernimiento.
Disernimiento de la Comunidad
171. La solicitud y eventualmente la aplicación para entrar a la formación diaconal no es solamente una jornada personal y familiar. La Iglesia debe acompañarla. La parroquia es la primera experiencia de la Iglesia para la mayoría de los interesados. es reponsabilidad de esta comunidad y, particularmente, de su párroco, invitar de entre sus miembros a aquellos que pueden estar calificados para servir como ministros ordenados de la Iglesia. Similarmente, aquellas agencias de la Iglesia y de la comunidad que con frecuencia cumplen la misión de caridad y justicia en la Iglesia, tienen una oportunidad única de invitar a candidatos apropiados de su personal.
Disernimiento Eclesial
172. Las averiguaciones sobre el diaconado y el proceso de formación finalmente incluyen a la Iglesia diocesana. Las sesiones de información, la exploración de los criterios para una vocación diaconal, y el consejo particular presentado por la oficina del Diaconado pueden ayudar a un individuo en una decisión de continuar con una solicitud formal.
Cuidadoso escrutinio
173. Cuando el interesado es presentado por su párroco y somete su solicitud, comienza el proceso formal de admisión. El disernimiento inicial continúa con particular énfasis en la capacidad y el potencial del solicitante para el ministerio ordenado. Tanto el solicitante como la iglesia diocesana entran en un intenso proceso de selección.

Estoy seguro que muchos de los que ahora están leyendo este artículo se encuentran dentro de la etapa de disernimiento, buscando información, tratando de entender con el intelecto si el Diaconado Permanente es lo que el Señor quiere para mí.
Quiero humildemente complementar estas etapas de disernimiento con la etapa de la Oración. Hay que pedirle al Señor que nos ayude en este momento tan importante, que sea Él quien nos apoye junto a su Madre, nuestra Madre la Santísima Virgen María.
Saludos en Cristo

viernes, 22 de agosto de 2008

EL DIACONADO EN EL CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO

A continuación se destacan los artículos relacionados con el Diaconado que se encuentran publicados en el Código de Derecho Canónico.Esta información puede ser de mucha utilidad para todos aquellos aspirantes al Diaconado Permanente

EL DIACONADO EN EL CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO
CODEX IURIS CANONICI (CIC)
CIC 89
El párroco y los demás presbíteros o los diáconos pueden dispensar de la ley universal y particular tan sólo si esta potestad les ha sido concedida expresamente
CIC 276
p.1 Los clérigos, en su propia conducta, están obligados a buscar la santidad por una razón peculiar, ya que, consagrados a Dios por un nuevo título en la recepción del orden, son administradores de los misterios del Señor en servicio de su pueblo.
p.2 Para poder alcanzar esta perfección:
1º. cumplan ante todo, fiel e incansablemente, las tareas del ministerio pastoral;
2º. alimenten su vida espiritual en la doble mesa de la sagrada Escritura y de la Eucaristía; por eso, se invita encarecidamente a los sacerdotes a que ofrezcan cada día el sacrificio eucarístico, y a los diáconos, a que participen diariamente en la misma oblación;
3º. los sacerdotes, y los diáconos que desean recibir el presbiterado, tienen obligación de celebrar todos los días la liturgia de las horas según sus libros litúrgicos propios y aprobados; y los diáconos permanentes han de rezar aquella parte que determine la Conferencia Episcopal;
4º. están igualmente obligados a asistir a los retiros espirituales, según las prescripciones del derecho particular;
5º. se les insta a que hagan todos los días oración mental, accedan frecuentemente al sacramento de la penitencia, tengan peculiar veneración a la Virgen Madre de Dios y practiquen otros medios de santificación tanto comunes como particulares.
CIC 290
Una vez recibida válidamente la ordenación sagrada, nunca se anula. Sin embargo, un clérigo pierde el estado clerical:
1º.por sentencia judicial o decreto administrativo, en los que se declare la invalidez de la sagrada ordenación;
2º. por la pena de dimisión legítimamente impuesta;
3º. por rescripto de la Sede Apostólica, que solamente se concede, por la Sede Apostólica, a los diáconos, cuando existen causas graves; a los presbíteros, por causas gravísimas.
CIC 294
Con el fin de promover una conveniente distribución de los presbíteros o de llevar a cabo peculiares obras pastorales o misionales en favor de varias regiones o diversos grupos sociales, la Sede Apostólica, oídas las Conferencias Episcopales interesadas, puede erigir prelaturas personales que consten de presbíteros y diáconos del clero secular.
CIC 517.2
Si, por escasez de sacerdotes, el Obispo diocesano considera que ha de encomendarse una participación en el ejercicio de la cura pastoral de la parroquia a un diácono o a otra persona que no tiene el carácter sacerdotal, o a una comunidad, designará a un sacerdote que, dotado de las potestades propias del párroco, dirija la actividad pastoral.
CIC 519
El párroco es el pastor propio de la parroquia que se le confía, y ejerce la cura pastoral de la comunidad que le está encomendada bajo la autoridad del Obispo diocesano, en cuyo ministerio de Cristo ha sido llamado a participar, para que en esa misma comunidad cumpla las funciones de enseñar, santificar y regir, con la cooperación también de otros presbíteros o diáconos, y con la ayuda de fieles laicos, conforme a la norma del derecho.
CIC 764
Quedando a salvo lo que prescribe el can. 765, los presbíteros y los diáconos tienen la facultad de predicar en todas partes, que han de ejercer con el consentimiento al menos presunto del rector de la iglesia, a no ser que esta facultad les haya sido restringida o quitada por el Ordinario competente, o que por ley particular se requiera licencia expresa.
CIC 767 p.1
Entre las formas de predicación destaca la homilía, que es parte de la misma liturgia y está reservada al sacerdote o al diácono; a lo largo del año litúrgico, expónganse en ella, comentando el texto sagrado, los misterios de la fe y las normas de vida cristiana.
CIC 835 p.3
En la celebración del culto divino los diáconos actúan según las disposiciones del derecho.
CIC 861 p.1
Quedando en vigor lo que prescribe el can. 530, n. 1, es ministro ordinario del bautismo el Obispo, el presbítero y el diácono
CIC 907
En la celebración eucarística no se permite a los diáconos ni a los laicos decir las oraciones, sobre todo la plegaria eucarística, ni realizar aquellas acciones que son propias del sacerdote celebrante.
CIC 910 p.1
Son ministros ordinarios de la sagrada comunión el Obispo, el presbítero y el diácono.
CIC 929
Al celebrar y administrar la Eucaristía, los sacerdotes y los diáconos deben vestir los ornamentos sagrados prescritos por las rúbricas.
CIC 930
p.1 El sacerdote enfermo o anciano, si no es capaz de estar de pie, puede celebrar sentado el Sacrificio eucarístico, observando siempre las leyes litúrgicas, pero no con asistencia de pueblo, a no ser con licencia del Ordinario del lugar.
p.2 El sacerdote ciego o que sufre otra enfermedad puede celebrar el Sacrificio eucarístico con cualquier texto de la Misa de entre los aprobados, y con asistencia, si el caso lo requiere, de otro sacerdote o diácono, o también de un laico convenientemente instruido, que le preste ayuda.
CIC 943 Es ministro de la exposición del santísimo Sacramento y de la bendición eucarística el sacerdote o el diácono; en circunstancias peculiares, sólo para la exposición y reserva, pero sin bendición, lo son el acólito, el ministro extraordinario de la sagrada comunión u otro encargado por el Ordinario del lugar, observando las prescripciones dictadas por el Obispo diocesano.
CIC 1008
Mediante el sacramento del orden, por institución divina, algunos de entre los fieles quedan constituidos ministros sagrados, al ser marcados con un carácter indeleble, y así son consagrados y destinados a apacentar el pueblo de Dios según el grado de cada uno, desempeñando en la persona de Cristo Cabeza las funciones de enseñar, santificar y regir.
CIC 1009
p.1 Los órdenes son el episcopado, el presbiterado y el diaconado.
p.2 Se confieren por la imposición de las manos y la oración consecratoria que los libros litúrgicos prescriben para cada grado
CIC 1016 Por lo que se refiere a la ordenación de diáconos de quienes deseen adscribirse al clero secular, es Obispo propio el de la diócesis en la que tiene domicilio el ordenado, o el de la diócesis a la cual ha decidido dedicarse; para la ordenación presbiteral de clérigos seculares, es el Obispo de la diócesis a la que el ordenando está incardinado por el diaconado
CIC 1025
p.1 Para la lícita ordenación de presbítero o de diácono se requiere que, tras realizar las pruebas que prescribe el derecho, el candidato reúna, a juicio del Obispo propio o del Superior mayor competente, las debidas cualidades, que no le afecte ninguna irregularidad o impedimento, y que haya cumplido los requisitos previos, a tenor de los cann. 1033–1039; es necesario, además, que se tengan los documentos indicados en el can. 1050, p.1, y que se haya efectuado el escrutinio prescrito en el can. 1051, p.2.
p.2 Se requiere también que, a juicio del mismo legítimo Superior, sea considerado útil para el ministerio de la Iglesia.
p.3 Al Obispo que ordena a un súbdito propio destinado al servicio de otra diócesis debe constarle que el ordenando quedará adscrito a esa diócesis.
CIC 1032
p.1 Los aspirantes al presbiterado sólo pueden ser promovidos al diaconado después de haber terminado el quinto año del ciclo de estudios filosóficos–teológicos.
p.2 Después de terminar los estudios, el diácono debe tomar parte en la cura pastoral, ejerciendo el orden diaconal, antes de recibir el presbiterado, durante un tiempo adecuado que habrá de determinar el Obispo o el Superior mayor competente.
p.3 El aspirante al diaconado permanente no debe recibir este orden sin haber cumplido el tiempo de su formación.
CIC 1034
p.1 Ningún aspirante al diaconado o al presbiterado debe recibir la ordenación de diácono o de presbítero sin haber sido admitido antes como candidato por la autoridad indicada en los cann. 1016 y 1019, con el rito litúrgico establecido, previa solicitud escrita y firmada de su puño y letra, que ha de ser aceptada también por escrito por la misma autoridad.
p.2 Este rito de admisión no es obligatorio para quien está incorporado por los votos a un instituto clerical.
CIC 1035
p.1 Antes de que alguien sea promovido al diaconado, tanto permanente como transitorio, es necesario que el candidato haya recibido y haya ejercido durante el tiempo conveniente los ministerios de lector y de acólito.
p.2 Entre el acolitado y el diaconado debe haber un espacio por lo menos de seis meses.
CIC 1036
Para poder recibir la ordenación de diácono o de presbítero, el candidato debe entregar al Obispo propio o al Superior mayor competente una declaración redactada y firmada de su puño y letra, en la que haga constar que va a recibir el orden espontánea y libremente, y que se dedicará de modo perpetuo al ministerio eclesiástico, al mismo tiempo que solicita ser admitido al orden que aspira recibir.
CIC 1037
El candidato al diaconado permanente que no esté casado y el candidato al presbiterado no deben ser admitidos al diaconado antes de que hayan asumido públicamente, ante Dios y ante la Iglesia, la obligación del celibato según la ceremonia prescrita, o haya emitido votos perpetuos en un instituto religioso.
CIC 1038
No puede prohibirse el ejercicio del orden recibido a un diácono que rehúse recibir el presbiterado, a no ser que esté afectado por un impedimento canónico o por otra causa grave que debe juzgar el Obispo diocesano o el Superior mayor competente.
CIC 1050 Para que alguien pueda acceder a las sagradas órdenes se requieren los siguientes documentos:
1º. el certificado de los estudios realizados a tenor del can. 1032;
2º. tratándose de la ordenación de presbíteros, el certificado de que han recibido el diaconado;
3º. tratándose de la ordenación de diáconos, el certificado de bautismo y de confirmación, así como de que han recibido los ministerios a los que se refiere el can. 1035; y asimismo el certificado de que han hecho la declaración prescrita en el can. 1036, y, si se trata de un casado que va a ser promovido al diaconado permanente, los certificados de matrimonio y de consentimiento de su mujer.
CIC 1108
p.1 Solamente son válidos aquellos matrimonios que se contraen ante el Ordinario del lugar o el párroco, o un sacerdote o diácono delegado por uno de ellos para que asistan, y ante dos testigos, de acuerdo con las reglas establecidas en los cánones que siguen, y quedando a salvo las excepciones de que se trata en los cann. 144, 1112 p.1, 1116 y 1127 PP 1 y 2.
p.2 Se entiende que asiste al matrimonio sólo aquel que, estando presente, pide la manifestación del consentimiento de los contrayentes y la recibe en nombre de la Iglesia.
CIC 1111
p.1 El Ordinario del lugar y el párroco, mientras desempeñan válidamente su oficio, pueden delegar a sacerdotes y a diáconos la facultad, incluso general, de asistir a los matrimonios dentro de los límites de su territorio.
p.2 Para que sea válida la delegación de la facultad de asistir a los matrimonios, debe otorgarse expresamente a personas determinadas; si se trata de una delegación especial, han de darse para un matrimonio determinado; y si se trata de una delegación general, debe concederse por escrito.
CIC 1112
p.1 Donde no haya sacerdotes ni diáconos, el Obispo diocesano, previo voto favorable de la Conferencia Episcopal y obtenida licencia de la Santa Sede, puede delegar a laicos para que asistan a los matrimonios.
p.2 Se debe elegir un laico idóneo, capaz de instruir a los contrayentes y apto para celebrar debidamente la liturgia matrimonial.
CIC 1116
p.1 Si no hay alguien que sea competente conforme al derecho para asistir al matrimonio, o no se puede acudir a él sin grave dificultad, quienes pretenden contraer verdadero matrimonio pueden hacerlo válida y lícitamente estando presentes sólo los testigos:
1º. en peligro de muerte;
2º. fuera de peligro de muerte, con tal de que se prevea prudentemente que esa situación va a prolongarse durante un mes.
p.2 En ambos casos, si hay otro sacerdote o diácono que pueda estar presente, ha de ser llamado y debe presenciar el matrimonio juntamente con los testigos, sin perjuicio de la validez del matrimonio sólo ante testigos.
CIC 1169
p.1 Pueden realizar válidamente consagraciones y dedicaciones quienes gozan del carácter episcopal, y también aquellos presbíteros a los que se les permite por el derecho o por concesión legítima.
p.2 Cualquier presbítero puede impartir bendiciones, exceptuadas aquellas que se reservan al Romano Pontífice o a los Obispos.p.3 El diácono sólo puede impartir aquellas bendiciones que se le permiten expresamente en el derecho.

jueves, 17 de julio de 2008

Las Esposas de los Diaconos Permanentes

Quiero compartir con todos este trabajo producto del 1er Congreso Latinoamericano del Diaconado Permanente, el cual me pareció interesante para todas las esposas de los aspirantes al Diaconado Permanente, les recomiendo que una vez lo lean lo compartan con sus esposas y si es posible escriban sus experiencias con todos los usuarios de este blog.

Las Esposas de los Díaconos
Características y sugerencias de acompañamiento

Características que debe poseer la esposa del diácono permanente
1. Imitadora de la Virgen María en el silencio, en la capacidad de saber escuchar, en la atención a las necesidades del prójimo, en la fortaleza, la prudencia y la sencillez, en la oración, en la virtud de la esperanza y en la fidelidad;
2. Paciente, comprensiva, tolerante, discreta, alegre, virtuosa, abierta al diálogo, modesta en el vestir;
3. Formada con una sólida base cristiana, dispuesta a seguir creciendo en la fe y en el conocimiento;
4. Capaz de dar testimonio de su vida cristiana y de ser coherente entre su pensamiento y su obrar;
5. Abierta y bien integrada a la comunidad;
6. Consciente de que la vocación y el ministerio diaconal de su esposo enriquece su vocación matrimonial;
7. Capaz de suplir la ausencia del esposo en el hogar y de ayudarlo a encontrar un equilibrio en la distribución de su tiempo entre la familia y el ministerio;
Sugerencias de acompañamiento del esposo en el ministerio
1. Compartir con él la oración, especialmente la Liturgia de las Horas, y alimentar una espiritualidad específicamente diaconal;
2. Trabajar, en la medida de sus posibilidades y conocimientos, en pastorales tales como la matrimonial, la familiar, la catequística, la educativa, la carcelaria, de la salud...
3. Ayudar a su esposo a preparar conferencias, retiros, jornadas.
Otras sugerencias
1. Estar dispuestas a recibir una adecuada formación espiritual y doctrinal durante el tiempo de preparación al diaconado de su esposo.
2. Continuar esa formación de modo permanente después que su esposo sea ordenado.
3. Tomar conciencia que su rol será el de ser esposa de diácono y no el de "diaconisa".
4. Contar con un director espiritual.
5. Participar de la actividad pastoral del esposo.
6. Invitar a los hijos del diácono a participar de actividades parroquiales, diocesanas y nacionales.
7. Organizar convivencias a las que sean invitados todos los miembros de la familia del diácono.
8. Alentar a la comunidad cristiana para que facilite la integración a la misma de los miembros de la familia del diácono.
9. Favorecer la participación de los diáconos y sus esposas en retiros espirituales.

sábado, 21 de junio de 2008

EL CONCILIO PLENARIO VENEZOLANO Y EL DIACONADO PERMANENTE



El 12 de julio de 1996, los obispos de Venezuela tomaron la decisión de convocar un Concilio Plenario, para celebrar de esta manera el V Centenario de la Evangelización de Venezuela.
Desde el año 2000 hasta el año 2005 se realizaron seis sesiones de trabajo las cuales dieron como fruto de este esfuerzo los 16 Documentos Conciliares que se ofrecen a los miembros de la Iglesia y a todos los venezolanos, los cuales fueron solemnemente promulgados el 7 de octubre de 2006 junto a la clausura Concilio.
Se asumió como metodología para la elaboración de los esquemas el ver, juzgar y actuar. En el ver se hace un análisis pastoral de la realidad, subrayando los núcleos problemáticos; en el juzgar se ofrece una iluminación teológico-pastoral a partir de la Sagrada Escritura y del Magisterio de la Iglesia, tanto Universal como particular; y en el actuar, se identifican desafíos y se establecen orientaciones pastorales y normas conciliares.
En este breve resumen se tratará el tema del Diaconado Permanente el cual se denomina “Obispos, presbíteros y diáconos al servicio de una Iglesia en comunión”
VER: ANÁLISIS PASTORAL DE LA REALIDAD

Se realiza una breve reseña de la historia que comienza desde los inicios de la Evangelización en el año 1498 hasta la situación con la cual la Iglesia en Venezuela comienza el siglo XXI
14. A inicios del siglo XXI La Iglesia católica en Venezuela consta de treinta y siete iglesias particulares: nueve arquidiócesis, veintidós diócesis, un exarcado greco-melkita, cuatro vicariatos apostólicos y un ordinariato militar. Además de los pastores de estas Iglesias, hay mil doscientos diecinueve sacerdotes diocesanos, setecientos ochenta y dos sacerdotes religiosos y ciento cinco diáconos permanentes.
43. El diácono permanente, restaurado a partir del Concilio Vaticano II, ha rendido sus frutos en la Iglesia que peregrina en Venezuela; sin embargo, es poco conocido y no se ha promocionado suficientemente en el seno de algunas Iglesias particulares, donde los diáconos permanentes en la actualidad prestan los más variados y valiosos servicios.
45. Las experiencias y los resultados han sido desiguales. Algunas han sido positivas; otras, menos, en parte por las fallas de selección, discernimiento y formación de estos ministros, en parte porque algunos no provienen de una comunidad determinada, o bien por la insuficiente valoración de este ministerio.
46. La indefinición de campos pastorales, que algunas Iglesias particulares de Venezuela confían a los diáconos permanentes, ha sido la causa de que no se haya logrado una buena preparación y promoción. El diaconado, en ocasiones, es visto más como una promoción que como una vocación de servicios a la Iglesia. Muchas veces se le han asignado funciones más como administradores de sacramentos y menos como animador de la comunidad y servidor de la caridad.
47. El candidato al diaconado permanente inicia su formación con una experiencia adquirida en su vida familiar, laboral y del quehacer diario; lo que le permite comprender estas situaciones y, así, realizar mejor su apostolado. No siempre se aprovecha esta experiencia como valor y apoyo a la pastoral.
48. En algunos casos se observa, lamentablemente, una separación entre el apostolado que el diácono realiza y su vida ordinaria, evidenciándose una ruptura entre lo que vive y lo que predica.
49. La experiencia positiva están siendo alentadora y están despertando en algunos sectores del Pueblo de Dios una mayor atención hacia la vocación diaconal, su promoción y acompañamiento. Vale la pena mencionar la experiencia reciente de diáconos indígenas que anuncian el Evangelio a sus propias culturas y en sus mismas lenguas. Este Concilio alienta este despertar, impulsando la formación de diáconos permanentes, porque abre vías insospechadas de evangelización inculturada.
50. Si bien algunas diócesis han realizado importantes esfuerzos por proporcionar una formación teológico-pastoral a los diáconos permanentes, en general ésta no es continua ni suficiente para la labor que se les confía en la comunidad.
JUZGAR: ILUMINACIÓN TEOLÓGICA-PASTORAL
101. El modelo diaconal por excelencia es Cristo siervo, que vivió totalmente dedicado al servicio de Dios, por le bien delos hombres. El se reconoció profetizado en el Siervo de Yahvé ( Lc 4,18-19) definió expresamente su acción como diaconía (Lc 22.27) y mandó a sus discípulos hacer otro tanto (Mc 10.43; Jn 13.15). La dimensión del servicio y la espiritualidad consiguiente es una realidad que comprometa a toda la Iglesia, en cuanto que toda la Iglesia, a semejanza de María, es la sierva del Señor (Lc 1.28), al servicio de la salvación del mundo.
102. El diácono permanente encuentra en Cristo Siervo el modelo del propio ministerio. En efecto, por la sagrada ordenación, es constituido en la Iglesia icono vivo de Cristo siervo a quien sigue e imita. El motor de su vida espiritual es la oración y el servicio; su santidad consistirá en hacerse servidor generoso y fiel de Dios y de los hombres, especialmente de los más pobres y de los que sufren; su compromiso ascético se orientará a adquirir aquellas virtudes que requiere el ejercicio de su ministerio.
103. El ministerio del diacono se concentra en tres servicios: ministerio de la liturgia, de la palabra y de la caridad. Así participa, como todos los ministros ordenados, del triple ministerio de Cristo. El diácono es maestro, en cuanto proclama e ilustra la Palabra de Dios; es santificador, en cuanto administra el sacramento del Bautismo, participa en la celebración de la Santa Misa, conserva y distribuye la Eucaristía, y oficia en los sacramentos; es guía, en cuanto animador de la comunidad o de diversos sectores de la vida eclesial.
104. El diácono permanente ejercita la diaconía de la caridad, en comunión con el obispo y con los presbíteros. Configurado con Cristo Siervo, el cual representa, está sobre todo dedicado a los oficios de caridad y de administración. Con el ejemplo y la palabra, se esmera en que todos los fieles, siguiendo el modelo de Cristo, se pongan en constante servicio a los hermanos. Las obras de caridad, diocesanas o parroquiales, que están entre los primeros deberes del obispo y de los presbíteros, son por éstos, según el testimonio de la Tradición de la Iglesia, transmitidas a los diáconos; así como el servicio de caridad en el área de educación cristiana; la animación de oratorios, de los grupos eclesiales juveniles y de las profesiones laicales; la promoción de la vida de cada una de sus fases y la transformación del mundo según el orden cristiano en las diferentes situaciones de la vida. Ellos, por tanto, buscan servir a todos sin discriminaciones, prestando particular atención a los que más sufren y a los pecadores.
105. Como ministros de Cristo y de la Iglesia, superan cualquier ideología e interés particular, para no privar a la misión de la Iglesia de su fuerza, que es la caridad de Cristo. La diaconía, de hecho, debe hacer experimentar al hombre el amor de Dios e inducirlo a la conversión, a abrir su corazón a la gracia.
106. El diácono permanente, por su condición de ministro ordenado, inserto en su comunidad y conocedor de su cultura, tiene un amplio campo de servicios, especialmente en las zonas rurales alejadas, en las comunidades indígenas y en las grandes áreas urbanas densamente pobladas, donde se hace difícil la presencia continua de otros ministros ordenados.
107. El diácono, por su trabajo en el mundo, se encuentra desarrollando una diaconía ligada a espacios no necesariamente vinculados a la vida eclesial(Hch 6 2-6). Este ambiente de trabajo forma parte de su labor apostólica( Ts 3,8b-9) y no debe ser obviado al momento de evaluar su vida de servicio.
108. Con la doble sacramentalidad, la del matrimonio y la del orden, los diáconos participan con sus esposas e hijos en la diaconía. La experiencia de trabajo y su papel de padres y esposos, los constituyen en apóstoles de su propia familia y en colaboradores muy cualificados para abordar diversas realidades urgentes en las Iglesias particulares. Es necesaria una formación sistemática que relacione el servicio con la experiencia de su familia. Si ésta falla, el servicio se verá afectado.
109. El diácono nutre su espiritualidad de la oración y de su servicio. Asume la vida familiar, el trabajo y el compromiso social como medios de santificación.
ACTUAR: DESAFÍOS, ORIENTACIONES PASTORALES Y NORMAS CONCILIARES
Desafíos:
Desafío 1: Promover entre los ministros ordenados una profunda experiencia de Dios que alimente el seguimiento e imitación de Cristo Buen Pastor
Desafío 2: Fomentar una mayor vivencia de la comunidad.
Desafío 3: Impulsar la Nueva Evangelización viviendo el ministerio ordenado desde la perspectiva de la caridad pastoral.
Desafío 4: Avivar el carisma recibido por los ministros ordenados a través de una sólida formación permanente.
Desafío 5: Promover el diaconado permanente,
Orientaciones Pastorales:
138. La Iglesia en Venezuela definirá, con mayor claridad y unidad de criterios, los campos que quiere confiar a los diáconos permanentes.
139. Los obispos ordenarán diáconos permanentes después de un previo discernimiento vocacional, comprobadas tanto la idoneidad y formación para este ministerio como la vinculación con la comunidad, y en razón de las necesidades de las diócesis.
140. Las diócesis crearán los espacios necesarios para que os diáconos colaboren en la animación de servicios pastorales, detectando y promoviendo líderes, y estimulando la corresponsabilidad de todos para una cultura de reconciliación y solidaridad.
141. La Conferencia Episcopal Venezolana creará o mejorará instancias para la adecuada formación de diáconos permanentes, según normas precisas dictadas al respecto.
142. Las Iglesias particulares promoverán un mayor conocimiento de lo que significa el diaconado permanente.
143. Las Iglesias particulares impulsarán la dimensión misionera de los diáconos permanentes, tomando en cuenta tanto las propias necesidades como las de otras Iglesias.
144. Los obispos y sacerdotes acompañarán a los diáconos permanentes en su proceso formativo y de santificación y en el ejercicio de su ministerio, integrándolos activamente en la vida pastoral y fraterna.
145. Los diáconos permanentes, desde su formación inicial y continua, mantendrán el equilibrio con respecto al tiempo que le dedican a su familia, a su trabajo y a su ministerio.
146. Los diáconos casados darán testimonio de la Iglesia doméstica siendo ejemplos vivos de la unidad y amor familiar en sus hogares, comunidades, trabajos y ministerios.
147. Cada Iglesia particular con poblaciones indígenas adaptará a sus culturas el plan de formación para el diaconado aprobado por la CEV.
Normas Conciliares
149. cada diócesis, en su plan pastoral, elaborará un proyecto de formación integral permanente de sus ministros ordenados que, entre otras actividades, incluya ejercicios espirituales, días de retiro o de espiritualidad, encuentros de estudio o de reflexión teológica en común, cursos de actualización pastoral.

martes, 5 de febrero de 2008

ORACION DEL DIACONO PERMANENTE

ORACIÓN DEL DIÁCONO PERMANENTE

Dios y Padre Nuestro,
Fortalece con la gracia del Espíritu Santo
A todos los Diáconos de tu Iglesia,
para que desempeñen con alegría,
fidelidad y en espíritu de comunión eclesial
su ministerio pastoral,
siguiendo los pasos de tu Hijo Jesucristo,
"que no vino a ser servido, sino a servir y
dar su vida en redención de la humanidad" (Mc. 10, 45).

Te pedimos por las familias de los diáconos casados,
para que sean auténticas "Iglesias domésticas",
según el ejemplo de la Sagrada Familia de Nazaret,
y de ella surjan vocaciones sacerdotales y religiosas.

¡Virgen María, Madre de la Iglesia
y Reina de los Apóstoles,
ruega por los ministros del Señor!
¡San Lorenzo, diácono y mártir,
ruega por los diáconos servidores del pueblo de Dios!
Amén