A continuación coloco la homilia que el Cardenal Jorge Urosa Savino pronunció.
CRISTO, BUEN PASTOR Y SERVIDOR DE LA HUMANIDAD
Homilía en la Ordenación Diaconal de Juan Antonio Bello, Virgilio Cartagena y Wilfrido Guevara.Catedral Metropolitana de Caracas, 8 de noviembre de 2008
Amadísimos hermanos:
Hoy, en Caracas, los católicos estamos de fiesta. Con gran alegría nos encontramos congregados en esta Santa Iglesia Catedral Metropolitana de Caracas para celebrar la presencia viva de Jesucristo, el Buen Pastor, en su Iglesia, para la salvación del mundo. Así es la Eucaristía, cada Eucaristía, en la cual Jesús realiza su presencia redentora, a fin de que cada uno de nosotros pueda asociarse y compartir los dones de la salvación.
Ahora bien, mis queridos hermanos: esta celebración eucarística realiza con especial intensidad la presencia salvífica de Cristo, pues en ella tendremos el gusto de conferir el orden del diaconado a tres hermanos nuestros, que, tras largos años de servicio a la iglesia, y luego de una esmerada preparación, quieren asumir el oficio diaconal, para hacer presente a Cristo, Buen Pastor y servidor del mundo, en medio de nuestros hermanos, en nuestra Iglesia arquidiocesana de Caracas.
Reciben ellos el diaconado, que es un ministerio sagrado para cooperar con el obispo diocesano en el servicio a Dios y a la comunidad eclesial en la s Liturgia, específicamente en la celebración y distribución de la Eucaristía y en la administración del Bautismo y la celebración del Santo Sacramento del Matrimonio; en la evangelización y predicación, y en el servicio de la caridad a la comunidad.
Lo reciben no para una actividad temporal, en camino hacia el presbiterado, sino para ser diáconos permanentes. El Concilio Vaticano II propuso que en la Iglesia contemporánea se restaurara ese servicio eclesial, y el Papa Paulo VI, en 1967, así lo dispuso con su carta apostólica Sacrum Diaconatus Ordinem. Más tarde, en 1972, determinó algunas normas para la recepción y ejercicio del diaconado permanente.
En Venezuela y en Caracas, con el entusiasmo con que fue acogido el Concilio Vaticano II, se inició muy pronto el trabajo de restauración del diaconado permanente, y en diciembre de 1974 tuvo lugar, en esta misma Catedral Metropolitana, la ordenación de los primeros siete diáconos, algunos de los cuales están con nosotros en esta celebración. Luego hubo otros candidatos que recibieron ese sagrado ministerio, y ahora, nuestros hermanos Juan Antonio Bello, Virgilio Cartagena, y Wilfrido Guevara, conscientes de su vocación al ministerio del diaconado, se comprometen a vivirlo para gloria de Dios y bien de nuestra Iglesia de Caracas. Por estos motivos, ¡damos gracias a Dios!
EL DIACONADO Y LOS MINISTERIOS SAGRADOS
Jesús, el Buen pastor, que da la vida por sus ovejas, está presente en su Iglesia, de manera especial, a través del ministerio apostólico, que perdura en el oficio episcopal, y que es un ministerio de servicio sagrado. Los obispos, sucesores de los Apóstoles, llamamos a hombres de probada virtud para que cooperen con nosotros en la santificación y el servicio al pueblo de Dios. Y así, con obispos, presbíteros y diáconos se configura el conjunto de ministerios ordenados, armónica y orgánicamente estructurados entre sí a partir del episcopado, para la edificación de la Iglesia, para que la Iglesia viva, se renueve y crezca entre nosotros.
Este es el sentido y la finalidad de los ministerios ordenados, de todo ministerio sagrado, que es una vocación excelsa, y un privilegio, una gracia maravillosa para quien la recibe. Pero que es también un compromiso profundo, firme y permanente con Dios y con esa misma Iglesia, para realizar la presencia de Cristo Buen Pastor y servidor de la humanidad en la Caracas de hoy.
Se trata de vivir como Cristo, que no vino a ser servido sino a servir. Y se trata de servir en lo que es específicamente religioso y pastoral. Se trata de comunicar al mundo lo que más nadie puede dar: la vida, el mensaje, la luz, la gracia, la salvación, el consuelo y la fuerza de Jesús, para que el mundo viva. Se trata de ser buen pastor y servidor, como Jesús, que da la vida por las ovejas. En esta línea, el Concilio Plenario de Venezuela nos dice en el documento sobre los ministros ordenados: "El diácono permanente encuentra en Cristo Siervo el modelo del propio ministerio. En efecto, por la sagrada ordenación, es constituido en la iglesia como ícono vivo de Cristo siervo, a quien sigue e imita" ( CPV, Obispos, presbíteros y diáconos,102).
Por ello es preciso que cada uno de nosotros, los ministros ordenados, obispos, presbíteros y diáconos, nuestros seminaristas que aspiran recibir el presbiterado, y quienes aspiren al diaconado permanente, tengan bien clara la naturaleza del ministerio ordenado en la Iglesia, y se preparen esmeradamente para asumirlo con una vida santa, practicando las virtudes, adquiriendo las actitudes y los sentimientos de Cristo, como nos lo enseña San Pablo en la carta a los Filipenses.
CONCLUSIÓN
Mis queridos hermanos:
Oremos por todos los ministros sagrados, por las religiosas y los religiosos, y por todos los laicos comprometidos de nuestra arquidiócesis de Caracas, para que con fervor acojamos la invitación que nos hace el Episcopado venezolano y latinoamericano para emprender, a partir del próximo 14 de enero en toda Venezuela, la Gran Misión Continental Evangelizadora, a fin de impulsar ese proceso de renovación y de expansión de nuestra Iglesia que es tan necesario para que el mensaje y los dones de Jesucristo lleguen a todos nuestros hermanos, y se realice la renovación personal y comunitaria de todos los bautizados de Caracas.
Pidamos al Señor que nos conceda generosamente abundantes vocaciones al sacerdocio, al diaconado y a la vida religiosa, que tanto necesitamos para atender adecuadamente a nuestros hermanos.
Y en especial oremos intensamente por estos futuros diáconos a quienes, en unión de sus familias, felicito de todo corazón. Oremos por ellos, por sus familias, por sus parroquias, para que su vida y su labor como ministros, como discípulos, testigos y misioneros de Jesucristo, sea manifestación viva de la presencia de Jesús entre nosotros, en las calles de Caracas, en nuestros ambientes sociales diversos, en la vida de nuestra Iglesia. Coloquemos todas estas intenciones en las manos amorosas de Nuestra Señora de Coromoto. Ella, María Santísima, en la Visitación a su prima Santa Isabel nos da ejemplo de servicio de caridad y de anuncio claro y explícito de las maravillas que el Señor realizó en su corazón y en su vida. Imitemos ese ejemplo. Amén